¡Aprendemos en Navidad!


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TRADICIÓN DEL MUÉRDAGO

 

Un pasado mágico

El muérdago era sagrado para los antiguos druidas, un bien para todo mal, físico o mágico. Aparte de sus innegables virtudes para combatir la arteriosclerosis y la tensión arterial, se le atribuía el poder de proteger y curar de forma mágica. Era además considerado un símbolo de paz y un poderoso amuleto protector, además del símbolo de la masculinidad, como contraposición al acebo, que era el símbolo de la femineidad. Según una antigua superstición, se colgaba sobre las cunas de los niños, para evitar que las hadas los robasen y los sustituyeran por otros. Hay leyendas que dicen que sus poderes mágicos provienen de que fue creado como un elemento que no era del cielo ni de la tierra, ya que sus raíces no tocan nunca la tierra, pero tampoco se sostiene por sí mismo en el aire. De ahí la costumbre de recogerlo sin permitir que caiga al suelo, y de colgarlo del techo.

El beso debajo del muérdago

El muérdago se utilizaba con profusión en las festividades asociadas al final del año celta, hacia el 1 de noviembre, y del solsticio de invierno. Con la aparición del cristianismo, entre el pueblo, siguió siendo considerado un buen augurio para sus poseedores, siempre que se hubiera cortado con la debida reverencia, pero su fuerte simbología pagana hizo que cayera en desuso, salvo en lo que se refiere a la tradición "romántica". Ya en la antigüedad, se consideraba que besarse debajo de un árbol con muérdago hacía durar el amor o incluso podía iniciarlo. Ése es el significado de la costumbre actual de besar a la pareja debajo del muérdago (colgado normalmente del dintel de una puerta o del techo, a falta de un roble o una encina): se supone que hace perdurar el amor.

El rito de cortar el muérdago

Por supuesto, el muérdago se puede comprar ya cortado, en mercadillos navideños, a menudo formando parte de pequeños ramos con otras plantas siempre verdes, y casi siempre con bayas. En la antigüedad, el rito de cortar el muérdago era respetuoso y complejo. El mejor muérdago para cortar, el más valioso, era el que crecía en los robles. La tradición decía que había que pedir permiso a la planta antes de cortarla, y que quien no lo hiciera con la debida reverencia sufriría todo tipo de males. Había que cortarlo cuando la luna tenía seis días, de un tajo, utilizando una hoz de oro y evitando que cayera al suelo.

Es posible que le gusten las tradiciones y que desee cortar usted mismo esta planta. Evidentemente, el principal problema suele residir, primero en localizar un árbol parasitado... y después, en trepar a él, armados de unas buenas tijeras de podar. Recomendamos prudencia.

https://www.zonaverde.net/navmuerdago.htm

 

LA TRADICIÓN DE LAS 12 UVAS

 

Las doce uvas "de la suerte" comenzaron a tomarse de manera masiva en España en la Nochevieja de 1909, debido a un excedente de la cosecha en Alicante. Sin embargo ya en el siglo XIX existía la costumbre entre los burgueses españoles de comer uvas y brindar con champán para despedir el año. 

 

Según la tradición, en la mesa se colocan 12 uvas delante de cada comensal que simbolizan los 12 meses del año y que deben comerse con cada una de las campanadas del reloj. 

 

En otros países también existen alimentos típicos para dar la bienvenida al nuevo año. En Grecia suelen cocinar un pastel llamado Vassilopitta en cuyo interior se coloca una moneda de oro o de plata. El que encuentre la moneda en su plato será la persona con más buena suerte en el año que se avecina. Y en Italia y algunos países sudamericanos es tradición comer un plato de lentejas estofadas tras las campanadas de media noche para atraer la prosperidad y la fortuna en el año entrante.

 

 

¿PAPÁ NOEL, SANTA CLAUS O SAN NICOLÁS?

 

Son algunos nombres que se le han dado a este legendario personaje. En realidad se trata de una figura inspirada en un obispo cristiano llamado Nicolás, que vivió en el siglo IV, en la actual Turquía. Era una persona venerada por los cristianos de la Edad Media, y hoy se conservan sus reliquias en la basílica de San Nicolás en Bari, Italia. De él se cuentan cientos de historias, narrando sus milagros y bondades. Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en una historia, que cuenta que un padre de tres hijas, no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al saber esto, Nicolás les dio una bolsa de monedas de oro a cada una de ellas. Pero, se dice que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote, quien entraba por una ventana y ponía las monedas dentro de los calcetines de las chicas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos.